¿Por qué el karma ha decidido castigar a
Aitana y convertir al desconocido de una noche de sexo anónimo en el inspector
de Homicidios con el que va a tener que trabajar y que le cae fatal? ¿Por qué
el destino ha querido que Alberto tenga el mejor sexo de su vida con la forense
distante y estirada que acaba de incorporarse al equipo medicina legal? Y,
sobre todo, ¿por qué diablos están tan obsesionados en repetir aquella noche
increíble si, a fin de cuentas, no se soportan? Aitana, forense de profesión,
acaba de regresar a Valencia tras diez años fuera y una relación fallida.
Un par de noches antes de comenzar a
trabajar, animada por su mejor amiga a la que hace meses que no ve, sale a
bailar salsa y termina acostándose con un completo desconocido. A Alberto,
inspector de Homicidios, le encanta el baile y, un sábado, siente tal conexión
con una mujer a la que nunca ha visto y de la que solo sabe su nombre, que se
deja llevar por una madrugada de sexo anónimo. El lunes siguiente aparece el
cadáver de una testigo esencial en uno de sus casos, una muerte fortuita según
la autopsia. Convencido de que el informe es incorrecto, acude a discutirlo a
la nueva forense para descubrir que esta no es otra que la doctora Mendoza, la
misteriosa amante que lo tiene obsesionado. Aitana acaba de llegar, tiene la casa a
medio organizar y una vida que levantar y lo que menos le apetece es liarse con
un compañero de trabajo que, además, no le cae demasiado bien tras haber dudado
de su profesionalidad. Pero la noche que pasaron juntos fue tan increíble que
decide acostarse con él por las noches y evitarlo durante el día.
El problema es que el inspector Ríos no
parece demasiado proclive a aceptar su plan sin más...