Yanina iba de paso, pero el pueblo de Rainshaw
era tan bonito y estaba tan hambrienta que bien merecía una visita. Era un
pueblo de Texas con todos los clichés que veía en las películas, incluidos los
vaqueros, rodeos y una feria de lo más animada. Pero lo que realmente la
impresionó fueron ciertos ojos azules que le alteraron el corazón. Era una pena
que tuviera que irse. Tenía la sensación de que Dallas Brenner
era un hombre como no había otro.
El destino le iba a demostrar cuán
acertada estaba sobre él.