Hellen creía que tenía claro lo que quería. Su
jefe estaba para comérselo y era todo lo que siempre había soñado para su
futuro marido, aunque tenía un poco de mal humor cuando no comía.
Va, pero eso
podía pasarlo por alto.
Cuando su familia le abrió los ojos respecto a cómo había llevado su vida en los últimos años, se dio cuenta de que igual le había idealizado y las dudas la asaltaron.
¿Le quería a su lado el resto de su vida? Debería pensarlo un poco
antes de meter la pata.
¿Pero
cómo se lo tomaría él?