Lidia está loquita por su nuevo jefe. Y no es
para menos porque está para comérselo, es inteligente y le altera los chakras.
Pero su ayudante personal la odia, literalmente.
Y que no pueda ni verla es un
problema porque no deja ni que se le acerque.
Todo
pasa por él, así que tenía unas ganas de que le atropellara un autobús… Solo
necesitaba un golpe de suerte. Y llegaría, ella tenía mucha paciencia y era muy
positiva. Era el amor de su vida y esperaría lo que hiciera falta.
¿Merecería
la pena?